jueves, agosto 29

Historia de una escritora mala para nombrar


No se que soy, pero dicen que si logras describir algo tal vez no estes muy lejos de poder ponerle nombre.
Soy terca y obstinada pero amo ser salvada.
Soy machista por conveniencia y mal disfrazada de damisela, nunca he sido buena para usar corsé,  pero amo como resaltan los glúteos de una mujer al usar tacones.
Solía creer que las ancianas que juzgaban a las niñas al usar falda eran unas desgraciadas cansadas de vivir, mas adelante entendí que cada ladrón juzga por su condición y que solo quién se ha pinchado con una aguja el dedo te puede decir a que sabe su sangre.

Pienso que un tabú es simplemente algo que no he tenido la oportunidad de experimentar.
Suelo ser buena para hablar de aquello que me gusta o de aquello que pienso que me va a gustar. Soy buena para describir el golpeteo de tus labios bajando por mi vientre y tengo la especialidad de escaparme de la corriente.
Grito, lloro y me asfixio en una sola cama, en una sola cama pero nunca sola. A veces estás y me rio, a veces están ellos y me confundo.
Se que tengo un rumbo pero se me van los tiempos y se me nubla la mirada cada vez que me lo presentan, soy buena para amar pero no siempre para amarme.

No soy Cortázar y aun asi a veces doy sueño, estoy bastante lejos de ser café pero siempre encontraré la forma de mantenerte despierto,  tengo la piel ardiendo y sospecho que es el deseo haciéndose presente para los ciegos que a veces me acompañan a dormir, sospecho que aunque no se quien soy, estoy mas cerca de descubrirlo de lo que lo que lo estaba ayer, pues quien puede describir algo suele ser capaz de ponerle nombre.

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